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¿Cómo ocurre?

La ambliopía se produce debido a una interrupción en el desarrollo visual durante la infancia temprana. Durante los primeros años de vida, el cerebro y los ojos están en una fase crucial de desarrollo y aprendizaje visual. Durante este período, cualquier factor que interfiera con la formación de una visión clara y nítida en ambos ojos puede llevar a la ambliopía.

Las principales causas que dan lugar a la ambliopía son las siguientes:

Estrabismo: El estrabismo es una afección en la que los ojos no están alineados correctamente y, por lo tanto, no miran hacia la misma dirección. Un ojo puede apuntar hacia adentro, hacia afuera, hacia arriba o hacia abajo, mientras que el otro ojo mira hacia adelante. El cerebro recibe imágenes visuales contradictorias de ambos ojos, lo que puede llevar a que ignore la información visual del ojo desalineado, suprimiendo la visión en ese ojo y provocando la ambliopía.

Anisometropía: La anisometropía es una condición en la que existe una diferencia significativa en la graduación entre ambos ojos. Por ejemplo, uno de los ojos puede ser más miope, más hipermétrope o más astigmático que el otro. Esta disparidad en la visión puede hacer que el cerebro favorezca el ojo con una visión más clara y ignore la información visual del ojo con la graduación más diferente, lo que lleva a la ambliopía.

Obstrucciones visuales: Cualquier obstrucción física que impida que la luz llegue al ojo puede afectar el desarrollo visual. Por ejemplo, una catarata congénita en un ojo puede bloquear la luz y dificultar la formación de una imagen clara en la retina. Si esto no se aborda tempranamente, puede llevar a la ambliopía.

Factores genéticos y hereditarios: Algunos estudios sugieren que la predisposición genética puede influir en la probabilidad de desarrollar ambliopía. Si hay antecedentes familiares de la condición, es importante estar atento y realizar exámenes oftalmológicos regulares durante la infancia.

Es esencial destacar que la ambliopía se desarrolla durante los primeros años de vida, hasta aproximadamente los 7-9 años de edad. Después de esta etapa, la capacidad del cerebro para adaptarse y mejorar la visión se vuelve limitada. Por lo tanto, la detección temprana y el tratamiento oportuno son fundamentales para abordar la ambliopía y evitar una pérdida visual permanente. Los exámenes oftalmológicos periódicos durante la infancia son cruciales para detectar y tratar cualquier problema visual en sus etapas iniciales.